Seiscientas mil personas reclaman solidaridad y el agua del Ebro en una gran manifestación en Valencia

Una auténtica marea humana, formada por más de 600.000 personas, según la Delegación de Gobierno, y 800.000 según la organización, se dio cita ayer en Valencia en defensa del Plan Hidrológico Nacional (PHN) y del trasvase del Ebro. Agricultores, empresarios, políticos y personalidades de la sociedad civil de Almería, Murcia, Alicante, Valencia y Castellón se unieron bajo el lema «Agua para todos» para reivindicar que la falta del este recurso natural no estrangule su posibilidades de desarrollo económico, por el bien de la cuenca mediterránea y de toda España.
Al acto acudieron, en calidad de «ciudadanos», el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, el Gobierno autonómico en pleno, encabezado por su presidente, José Luis Olivas, y el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, entre otras autoridades. Aunque dicho acto no tenía carácter político -de hecho se desarrolló sin consignas de ese tipo ni pancartas, a excepción de una de Unión Valenciana- la fuerte división existente en la oposición estuvo siempre latente.
De hecho, fue imposible evitar la pregunta al secretario general del Partido Socialista en Murcia, Ramón Ortiz, sobre su presencia y la ausencia al mismo tiempo de su homólogo valenciano, Juan Ignacio Pla. Ramón Ortiz salió como pudo del aprieto al asegurar que «en Valencia se ha politizado el asunto más que en Murcia» y que los problemas eran distintos en ambas regiones. Sin embargo, para los populares la lectura era clara, pues su visita supone «dejar con el culo al aire» al discípulo de Rodríguez Zapatero en la Comunidad Valenciana, en palabras del portavoz popular en el Parlamento autonómico y director de la campaña electoral del PP en Valencia. Para ahondar más en el desbarajuste del PSOE, pudo observarse entre el gentío a un antiguo consejero de Agricultura, Luis Font de Mora, apoyando la concentración y la venida del agua del Ebro, «pero no el montaje que se ha organizado», y a un ex ministro de Agricultura y secretario de Estado de Costas y Aguas, Vicente Albero, propulsor del primer anteproyecto de PHN y hoy candidato del Bloc Nacionalista, partido que curiosamente, no quiso participar en el acto. Si palpable fue la división en el mayor partido de la oposición, con verdaderos equilibrios dialécticos entre sus dirigentes para no herir sensibilidades, no lo fue menos la de la organización agraria más cercana a los planteamientos socialistas, COAG. Su presidente en Murcia, Pedro Lendina, habló sobre la ausencia de su homólogo valenciano, Joan Brusca, con la claridad meridiana de la que hacen gala los agricultores, sin tapujos y sin pelos en la lengua . «En una cuestión tan importante, hay que hacer todo lo posible para estar aquí. Y si hay que tragarse algún sapo, pues se hace», se lamentó, para acto seguido intentar echar un capote a su compañero al detectar «una prepotencia en Asaja a la hora de convocar el acto», pero también unos «celos sindicales» en la figura de Brusca.
Pero las 600.000 u 800.000 personas que abarrotaron las calles de Valencia vivieron la concentración de espaldas a los problemas políticos y de representación de sus dirigentes. En un recinto vallado, con dos mil personas velando por la seguridad y un ambiente puramente festivo, las bandas de música, las paellas y la tradicional «mascletà» fueron el complemento lúdico a una jornada de reivindicación.
Por otro lado, y pese al éxito del acto de ayer, los críticos al Plan Hidrológico Nacional reafirmaron sus postulados, como los socialistas aragoneses y los ecologistas.
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